

Suspender el tratamiento puede aumentar los niveles de colesterol «malo» (LDL) y revertir los beneficios logrados.
Esto incrementa el riesgo de infartos, derrames y otros eventos cardiovasculares graves.
Además, las fluctuaciones en los niveles de colesterol están relacionadas con un mayor riesgo de complicaciones.

La clave está en ser constante. Los beneficios iniciales se ven en 6 meses, pero mantener el tratamiento a largo plazo es esencial para proteger tu corazón.

